martes, 24 de mayo de 2011

LA VIDA TORTUOSA DEL JOVEN DANIEL

   No  dejes de Leer. 
«La Vida Tortuosa del Joven Daniel», Es la historia narrada de  un hombre,  que por modestia y humildad, prefiere mantenerse en el anonimato y no describir  los  hechos  históricos de  su tortuosa vida, como  producto de sus propias vivencias. Utilizando  la  narrativa de los mismos, como acontecimientos Universales.

«La Vida Tortuosa del Joven Daniel» Encierra  la enseñanza de alguien que ha sufrido desprecio, engaño, rechazo y humillación, y que se mantuvo con mansedumbre por encima de ellos. Porque llego a comprender, que había nacido para algo más grande y elevado, que la miseria de la mezquindad humana. Y que  entendió que el éxito  en su vida, debía construirlo  partiendo desde la cosa más sencilla que la vida le ofrecía.

«La Vida Tortuosa del Joven Daniel»  Esta dirigida a todos aquellos, que sean dignos de leer y compenetrarse  de los acontecimientos narrado en la presente obra. A  fin de lograr y alcanzar la suficiente fortaleza. Para buscar por si solo y por los medios que nuestra consciencia nos dicte, el verdadero camino hacia la consecución, de nuestra propia autorrealización personal.

«La Vida Tortuosa del Joven Daniel» Es la historia, de un hombre, valiente, luchador incansables, que no siendo nada, se atrevió  a mucho. Y  satisfactoriamente lo ha logrado.

                                               El  Autor

jueves, 5 de mayo de 2011

MIEDO A LA VERDAD

El blog de la liberacion de miedos y temores, no he posible que siga viviendo con esa pesada carga de temores en tu consciencia, liberate y comienza a ser libre nuevamente.


Los seguidores de la religión cristiana en su fe ciega, que de igual manera ya hemos explicado en nuestra entrega anterior “en el plano de la espiritualidad hacia la 4ta. dimensión”, que no les permite razonar, descubrir intuitivamente, ni investigar ningunas otras verdades, razón por la cual no llegan a comprender que gran parte de hechos y acontecimientos que figuran en la biblia, y que a través de los tiempos han sido considerados como hechos reales, fueron acomodados intencionalmente a los concilios 1 y 2 de constantinopla, al concilio de nicea y al concilio de trento, claramente explicado en la presente obra,  y que en su afán político, religioso y económico, las mayorías guardan una estrecha relación con la guerra, el odio, la venganza, el crimen el miedo, etc.  pero lo curioso, lo perverso y que debiera considerarse como un crimen de lesa humanidad, es que, a quien señalan como protagonista de todo esto,  es  nada más y nada menos que a Dios mismo, quien supuestamente debería evitar o frenar estos males, y por el contrario resulta ser el autor principal de ellos. Como afirmara San Cirilo de Alejandría, Santo de la Iglesia, "El ángel del Señor, dicen, cayó sobre el campamento de los asirios y mató de ellos a 185.000 hombres; y al día siguiente, los que se alzaron no vieron más que cadáveres. Ésos son los frutos del temor de Dios". Es como si estos hechos fueran muestras claras y contundentes que las religiones han permanecido siempre en manos de Luteros; sí observamos que Jehová (Dios), según ellos, en vez de contribuir a eliminar estos males con su poder divino y su amor inconmensurable a todos los seres vivientes y cosas de su propia creación se convierte o lo convierten  en su principal protagonista. Lo que está siendo difícil de digerir por la gente hoy día y por los mismos cristianos actuales, los cuales por la fe creada o fe técnica, no niegan que estos hechos hayan podido producirse, pero dentro de su conciencia intuitiva y conociendo los atributos de Dios, todo amor, dudan que los mismos puedan ser reales, o que se puedan haber producido tal como son narrados en las escrituras. Aún más difíciles de comprender resultarían por los cristianos del futuro, a consecuencia de nuevos análisis, e investigaciones que los tiempos actuales nos siguen aportando, y a consecuencia de nuevos hallazgos y pergaminos que se continúan descifrando, y como es de lugar con una visión más claras de tales  hechos y una mayor expansión de conciencia y espiritualidad, para comprender las cosas que nos suceden. La falta de espiritualidad conlleva a producir irradiaciones imperfectas y a que los teólogos traten de definir lo infinito,  Dios es,  lo que tú no puedes entender a plenitud porque tienes carne, porque tienes materia y mente limitadísimas. Por eso es que te pierde cuando trata de definirlo a través del miedo, tergiversando su esencia divina, diciendo que es fiero, celoso y vengativo, déjate de continuar explicando y analizando a Dios de esa forma que ya no están llenando ningún espacio en la mente de los hombres de estos tiempos. Esos pobres conocimientos y alcances humanos te confunden a ti y confunde a los demás, la persona que en estos tiempos pretenda continuar caminando por laberintos estrechos como su propia mente, tratando de imponer un Dios a base de terror y miedo quedarían turbados, anonadados y locos. Como dijo ramnchy, la verdad nos ha hecho libres queridos hermanos, oremos para que ningún espíritu maligno vuelva a nublarnos la razón. Que felicidad es vivir sin miedo al tormento eterno. Que felicidad es haber encontrado por fin, el paraíso de la lógica y la razón. Por eso vemos como ese dios, aplica a la humanidad la maldad para combatir la maldad misma, el odio para combatir el odio y la guerra contra la guerra. y observamos cómo supuestamente se complace y disfruta al ver sufrir a sus víctimas de manera inmisericorde, una vez que esta misericordia según los mismos cristianos es uno de los atributos más importante de ese dios. Capaz de concederle la dicha eterna a cualquier malvado, si luego de cometer todas sus maldades se arrepiente. Tal como podemos apreciar en el capítulo 28, versículo 63 de Deuterunomio, donde dice: "así como Jehová se gozaba en haceros bien y en multiplicaros, así se gozara Jehová en arruinaros y en destruiros; y seréis arrancados de la faz de la tierra a la cual entráis para tomar posesión. En el mismo libro de Deuteronomio, nos encontramos con unas andanadas de maldiciones que lanza Jehová, a los que desobedecen sus mandamientos y leyes, que fuere menester estar completamente vendado de razón, o carecer de ella, además de principios éticos religiosos, para entender que dios no puede proceder así. Ni siquiera un padre humano procedería de ese modo. El estado natural del ser humano está en la bondad, en la paz del espíritu y en todo lo que es tranquilidad y armonía. Entonces como presentar a un dios lleno de rencor, de pasiones desenfrenadas y de todo lo que la humanidad ha acumulado de desamor. o es que se nos ha olvidado que la más grande de todas las sabidurías, es el amor, ¿dónde está nuestro saber teológico o espiritual si no sabemos amar? ¿a dónde te han llevado, humanidad, tus análisis de dios mediante diversidades de ritos idolatrías y leyendas sino a las cumbres infelices de tus fracasos y más fracasos envueltos con sangre, con llanto, con dolor y desesperación?

IMPONIENDO EL MIEDO

El blog de la liberacion de miedos y temores, no he posible que siga viviendo con esa pesada carga de temores en tu consciencia, liberate y comienza a ser libre nuevamente.


El Temor es el fundamento en que se sustentan  todas las religiones, en la inseguridad que sienten sobre su propia verdad, dado que temen que no sea del todo cierta. Por eso evitan que otros vayan en otras direcciones, que cojan otros caminos, porque puede que las masas encuentren lo que ellos buscaban en esos seres. Por eso no son capaces de mantener un dialogo coherente con un libre pensador, ya que carecen de argumento para sustentar en lo que creen. optando por incomodarse, marcharse del lugar y en la mayoría de los casos tildarte de ateo o diabólico. y en otros casos, amenazarte con un supuesto castigo eterno.

Todas las religiones se nutren de la angustia y del miedo de los hombres y mujeres no pensantes. Aún estamos muy lejos de terminar con los temores ancestrales que se nos han impuesto. Las personas que aun permanecemos buscando respuestas dentro de parámetros lógicos y racionales, somos considerados seres delirantes buscadores de oasis en el árido desierto. Pero poco importa que solamente encontremos espejismo de agua cristalina, si la causa es justa.  Pero esta irracionalidad imperante en vez de constituirse en desventajas, nos ofrece un amplio horizonte de búsqueda inalcanzable que se convertirán en la razón de nuestra existencia. Ya   la creencia en una realidad indetectable que nos ha conducido a la fe antes que a la razón. Las iglesias han convencido a la mayor parte de la raza humana de creer en lo increíble, darle crédito a lo inverosímil, racionalizar lo irracional. Un libre pensador es una persona que no puede creer en algo que no tiene base racional, por lo que rechazamos los sofismas, la fantasías y las elucubraciones mentales ilusorias, las cuales nos siguen como nuestra propias sombras desde la  infancia ignorante y supersticiosa de la raza humana.
Yo de manera particular, no pertenezco a ninguna institución teista o ateista, ni mucho menos me considero un pensador radical. he posible que cuando se desvele ante mis ojos, la verdad de lo que yo hoy, llamo paradigma, sofisma y misterios. mi razón de abra a aceptar esas verdades. pero hasta el momento, tenemos el mismo derecho que tubo santo tomas,  de no creer, hasta no ver, o hasta que mi razón me señale esas verdades,  si a santo tomas, no se le condeno, por el hecho de dudar, ¿porque a mi?.

La humanidad pensante actual reconoce a Dios, como un campo vibratorio de donde todo bien procede que mantiene en perfecto orden todo el universo. Y no considerar a ese Dios como la fuente de todo mal, y pretender sea también el padre del Amor, de la Paz y Fraternidad. Así leemos Deuteronomio Capitulo 28. Versículo 16 lo siguiente: "Maldito serás, me habrás dejado" Versículo 22, "tú en la ciudad y maldito en el campo" Versículo 18, Maldito el fruto de tu vientre, la cría de tus vacas y el rebaño de tus ovejas". Versículo 20, "Jehová enviara contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres manos e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas". Versículo 30, "Te desposaras con tu mujer, y otro varón dormirá con ella; edificaras casas y no habitaras en ellas; plantaras viñas y no la disfrutaras". Versículo 35, "Te herirá Jehová con maligna pústula en las rodillas y en las piernas, desde la planta de tus pies hasta tu coronilla, sin que puedas ser curado". Versículo 45, "y vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te perseguirán y te alcanzaran hasta que perezcas; por cuanto no abras atendido a la voz de Jehová tu Dios, para guardar sus mandamientos y sus estatutos. ¡Dios Mío! ¿Qué poder que se pudiere calificar como divino ha inspirado semejante lluvia de maldiciones? El autor de estos espantosos, erráticos y criminales escritos debiera de ser considerado el verdadero enemigo de la raza humana; Las palabras, las interpretaciones y los medios de actuar son de los hombres y de sus tiempos, más, no son de la Eterna realidad. y este Dios a quien hago referencia tiene igual similitud con el emperador que en solo día ordenó la matanza de más de 30.000 hombres en el Hipódromo de Constantinopla, me refiero al emperador Justiniano «Santo de la iglesia» que persigue aterrorizar a los débiles de conciencia, a los creyentes de todo género y carentes de voluntad razonada, para convertirlos en cristianos y así aumentar su poder político. A través del miedo del genocidio y del constreñimiento moral.  ¡Jamás se ha visto tanta audacia y tan poca vergüenza como la que demuestran estos degenerados que existieron y continúan viviendo entre nosotros! que, aprovechándose del nombre inmaculado del Dios verdadero, del que creó al hombre no del que los hombres han creado a su imagen y semejanza criminal, persiguen y persisten en continuar creando una humanidad temerosa, cobarde, que no sea capaz de despertar su conciencia divina, que le permitan reconocer a la luz de la verdad todas esta bajezas. Pero esta humanidad, por falta de oídos espirituales, por falta de condiciones sutiles adecuadas que tenemos latentes pero no ejercitadas, porque las hemos entorpecido con nuestra materialidad. Por esa razón siempre estamos carentes de las fuerzas morales y espirituales que no nos permiten revelarnos ante las injusticias humanas, ante la explotación del hombre por el hombre y que aceptemos resignadamente todas las Miserias y Desigualdades Sociales, que nos han sido impuestas, no solamente por la ignorancia y desconocimiento que se han mantenido en la actualidad, sino porque los intereses que existieron en aquella época son los mismos que prevalecen hoy día en todos los estratos sociales, políticos y religiosos de la sociedad actual, razón por la cual aún no han experimentado cambios algunos, porque han sido mantenidos como estandartes de moralidad por las religiones y el Estado. No pienses que lo que llamamos mundo permanecerá eternamente como está, ni tampoco que ha permanecido así en todos los tiempos pasados; esto ya lo sabemos mediante el estudio exhaustivo de la historia. Más lo que no sabemos es la verdad espiritual, es que la evolución o transformación de la Tierra obliga al ser humano a la evolución o metamorfosis superior o espiritual. y este progreso no va, como muchos de nosotros creemos, en relación o de acuerdo con lo que llamamos civilización. Ya que está mal llamada civilización es en casi todos sus aspectos, degeneración, alteración, trastorno, error, artificio, anti-naturalidad. nuestra civilización es el resultado de vuestros propios deseos de alejarnos cada vez más de la naturaleza, de lo que es puro, de lo que es de Dios, y por eso en cada siglo hemos ido cayendo en mayor debilidad y amargura a pesar de todo lo que hemos hecho para ser más fuertes y más dichosos en la materia. Los cuales con los cambios y el despertad de la conciencia del hombre actual es difícil que puedan mantenerse, y continuar guiando a los pueblos a través del miedo y del constreñimiento moral, presentando a Dios creador maldiciendo su propia creación, ya que no  existen argumentos algunos para justificar semejante lluvia de maldiciones. Creer y aceptar que Dios puede ser el protagonistas de todos estos hechos es contribuir al deterioro de la mente humana, por eso es que vivimos en una sociedad de gente con menos intelecto que un simio. que siguen como sonámbulos estas doctrinas y a los pseudo-profetas que las predican, convirtiéndose en seres completamente ignorantes, intolerantes e insensibles, que viven absortos en sus asustadizas vidas creyendo en un dios castigador.

martes, 26 de abril de 2011

NINGÚN HOMBRE ESCAPA A SU DESTINO

El blog de la liberacion de miedos y temores, no he posible que siga viviendo con esa pesada carga de temores en tu consciencia, liberate y comienza a ser libre nueva


La vida es un continuo caminar, cuyos pasos solamente se ven truncado por la muerte, por eso cuando reencarnamos y adquirimos nuevo cuerpo reanudamos la marcha, Cuando uno viene a este mundo trae su propio destino de lo que antes había vivido, todo basado en esta ley divina, y por eso unos nacen llevando buena vida y otros en la desgracia total. Si en nuestra existencia herimos, ahora nos hieren; si matamos, ahora nos matan; si robamos, ahora nos roban, aunque nos resulte paradójico, la vida es así, «con la vara que medimos ahora nos miden» EL karma es una ley de compensaciónjusta y no de venganza. El Karma es una medicina que aunque sabe mal se nos aplica para nuestro propio bien; desgraciadamente, la gente en vez de inclinarse reverente ante el eterno Dios viviente, protestan y blasfeman, se justifican asimismo. El hecho de protestar, blasfemar, no nos hace ningún bien, ni nos hace cambiar o modificar el KARMA, por el contrario se vuelve más ecléctico y severo. Porque esa actitud nos hace actuar negativamente y creamos más karma. Reclamamos fidelidad al cónyuge cuando hemos sido adúlteros en esta o en vidas anteriores. Pedimos amor cuando hemos sido despiadados o crueles; solicitamos comprensión cuando nunca hemos dado comprensión a nadie. Pedimos riqueza y mucho dinero, cuando antes lo dilapidamos sin ningún rubor, o lo guardamos en banco sin pensar en los demás, y no le dimos el uso para el cual nos fueron concedidos. Anhelamos dichas inmensas cuando hemos sido el origen y producto de innumerables desgracias. Hubiéramos querido nacer en un lugar hermoso y con muchas comodidades, cuando en vidas anteriores no supimos brindar un espacio en nuestro hogar a nadie. Por el contrario rechazamos a cierta persona y solamente aceptamos lo que consideramos es de nuestra propia conveniencia egoísta. Queremos que nuestros hijos nos obedezcan, cuando jamás supimos obedecer a nuestros padres. Nos molesta terriblemente que nos calumnien, cuando siempre hemos sido calumniadores y hemos llenado de dolor al mundo. Es decir, reclamamos lo que no hemos dado y lo que no merecemos. Hemos llenado con nuestras pasiones la copa, con el cáliz amargo de nuestros propios sufrimientos y desgracias, y luego pedimos a Dios compasión y misericordia. Es posible que en vidas anteriores hayamos sido malvados y crueles, por eso merecemos lo peor, pero suponemos que merecemos lo mejor. Cuando la Ley Cósmica le va a cobrar a alguna persona un karma, primero la somete a un juicio interno. Si tiene dharma, es decir, si ha hecho buenas obras, no sufre ningún padecimiento, pero si no tiene capital cósmico, paga con dolor. Generalmente, cuando la Ley del karma nos cobra, siempre pensamos que somos inocentes, que no debemos nada. Hay alguien incluso que blasfeman contra la justicia divina calificándola de "injusticia". Pero siempre debemos recordar que la Ley a nadie da lo que no se merece. A cada quien le da según sus obras. Por eso la ley del Karma guarda un estrecha relación con nuestro libre albedrío, lo que es nuestra voluntad interior o nuestro sentido común, de hacer siempre lo que es justo y equitativo. Ahora el lector entenderá por qué las cárceles están llenas de supuestos "inocentes", personas que en esta vida no han hecho nada, pero que en vidas anteriores cometieron delitos gravísimos, Condenaron a inocentes, muchas veces llevados por las pasiones, la envidian y el egoísmo interior. La ley de Dios a nadie da lo que no se merece, a cada quien da según sus obras. Existen personas que nacen muy bien económicamente y disfrutando de innumerables comodidades, Con estilo de vida para muchos envidiables; otros no tienen la misma suerte, pero tampoco sufren en lo económico, entre los cuales yo me incluyo. Aunque no he llegado a acumular grandes fortunas. Sin embargo, hay otros que por más que se esfuerzan no logran repuntar y otros sufren espantosamente hambre y miseria y deben mendigar para subsistir. Hay millonarios que padecen enfermedades incurables a las cuales no encuentran explicación lógica. y otros no pueden comer y cuando lo hacen les provoca úlcera u otra dolencia. Mientras que existen persona muy pobres que comen hasta vidrio y disfrutan de una salud envidiable. La Ley cobra a cada quien según sus faltas.


Con razón la historia de la ciencia después de Albert Einstein, ha tomado un camino distinto, a conceptos tradicionales de religión y creencia. Ya que mientras más se empecinada en penetrar al núcleo de la materia, para conocer sus complejidades mas perplejo y confundido se fue quedando. Toda su lógica y teoría quedaron atrás, en razón de no poderle dar órdenes ni trazarle pautas a la existencia, por no conocer sus leyes. La lógica es producto humano y cualquier teoría que se trate de aplicar para conocer el infinito siempre resultarán baladíes e intranscendentales. Puesto que con herramientas finitas no se puede entender lo infinito. Si insiste en que no conoce la ley del karma ni te interesa, esto no te va hacer invulnerable a sus efectos. La existencia no va a cambiar la cosa para ajustarla a tu concepto y tu lógica, sino por el contrario te verás en la obligación de adaptar tu lógica a la existencia, y aun así, mientras más profundice la existencia se volverá más y más misteriosa, y llegara un momento en tu vida que abandonara la lógica y la racionalidad por completo y te dedicara a escuchar la naturaleza, a actuar de mejor manera y es cuando comenzara a vivir plenamente, comenzara a sentir la plenitud del universo en ti, lo siente, lo disfruta es una realidad en tu vida. Aunque ahora te falte la lógica para expresarlo, esa es la vida, ese es el misterio del hombre sobre la faz de la tierra.

LA DIVINA LEY DEL KARMA

Karma. Es una palabra sánscrita «antigua lengua de los Brahmanes», que quiere decir «acción o acto», concepto que incluye todo acto, pensamiento, sentimiento o palabra hablada, tanto el Hinduismo como el budismo, explican que el karma es una ley universal, de causa y efecto aplicable a toda las personas. En la Biblia se define ese concepto con la fraseología: «Todo lo que el hombre sembrare, eso mismo cosecharás» por tanto, esta ley en el mundo y en la vida de toda persona es inalterable y funciona de forma automática e imparcial, tanto si la conoce o no, si cree en ella o no, si pertenece alguna religión o no. Por eso se hace tan urgente y necesario conocerla y entender que así como existe en este plano físico o tercera dimensión, diferentes tipos de leyes que debemos cumplir, tribunales y jueces que se encargan de velar porque se cumplan las leyes y castigar al que las viole, también encontramos en la quinta dimensión de la naturaleza la aplicación de esta ley divina. En la quinta dimensión todo lo que pensamos se manifiesta. Instantáneamente, de manera que una persona que no tiene limpieza perfecta de alma y de pensamientos, crearía un caos total, para él y los demás. Entonces, estar aquí, haber estado aquí, es necesario para llevar a cabo toda esta limpieza de purificación, que se está recibiendo y está llegando a toda vida en el planeta, para llegar al destino final, que por ahora es la quinta dimensión, llegar con un alto grado de pureza a la dimensión de la manifestación inmediata. El tribunal de la justicia divina, encargado de administrar el karma y el dharma a la humanidad, e indicarnos a través de los mensajeros divinos, la línea de conducta que debemos observar para equilibrar nuestra balanza interior, así como los requisitos que debemos cumplir para alcanzar la realización o perfección, que es la razón fundamental por la cual nos encontramos en el planeta tierra. Todos en nuestra actual existencia, estamos recogiendo lo que sembramos en nuestras vidas anteriores y a la vez estamos sembrando lo que recogeremos en la próxima. De ahí las complejidades que encontramos en la vida, a las cuales muchas veces y de manera consciente no les encontramos sentido. Y por no conocer cómo funciona este concepto del Karma en nuestras vidas, por eso le llamamos cruel. Cuando la vida con justeza nos devuelve lo que por ley nos corresponde vivir. y es así como la humanidad en general, no podrá escapar de esta cadena de consecuencias, por esa razón es que casi nunca sabemos el por qué de nuestros sufrimientos y porque nos ocurren cosas extrañas aparentemente inexplicable. En ocasiones llega a esforzarte y a poner mucho empeño y dedicación en lo que respecta a tu vida personal con el propósito de evitarte calamidades, y cuando menos lo espera, estas dificultades que tú te esforzaste en evitar te están esperando, o sea la ley del Karma no tiene compasión con nadie, actúa de manera inmisericorde. Cuando una persona siembra desgracias, causando daño a los demás, de hecho eso mismo vendrá a recoger. Esta es la ley del karma.

Pero esta ley aunque actúa así no es arbitraria, por lo contrario es el resultado de todas las energías, mental, emocional que hemos puesto en circulación, conscientemente o de manera inconsciente, pero que hemos elegido en virtud de nuestro libre albedrío. Esta ley divina ajusta sabia e inteligentemente sus efectos a sus causas o a nuestro modo de actuar o accionar. Todo lo bueno o malo que hemos hecho en una vida, nos traerá consecuencias buenas o malas para ésta o próximas existencias. Por eso el refrán muy popular el «futuro se construye hoy». De acuerdo a nuestras obras, porque eso mismo será lo que recibamos. Y a este se agregan otros proverbios, también muy antiguos y populares: «el que siembra rayos, cosecha tempestades» «con la vara que mides serás medido», la conocida ley antigua «ojo por ojo y diente por diente» y «el que a hierro mata a hierro muere». La Ley del Karma como una ley divina gobierna todo lo creado, y es una ley inmodificable. Aquí cabría decirse que no valen las legislaciones ni los concilios. Esta se conoce en las religiones como" justicia celestial". Quien viola una ley crea dolor para sí mismo. En la Gnosis o, Conocimiento absoluto e intuitivo, especialmente de la divinidad, que pretendían alcanzar los gnósticos. La cual simbolizamos con una balanza. El platillo derecho corresponde a las buenas obras y se le denomina Dharma. El platillo izquierdo corresponde a las malas obras y se le llama Karma. A esta ley se le conoce también como ley de acción y consecuencia ó causa y efecto. La Ley del Karma nos controla y vigila a cada momento y por eso cualquier acto bueno o malo de nuestras vidas tiene sus consecuencias. Todo el mal que hagamos tenemos que pagarlo y todo el bien que hacemos nos será recompensado. Dios nos dio libre albedrío y podemos hacer lo que queramos, pero de todos nuestros actos tenemos que rendir cuentas ante la justicia divina (ley del Karma).

Como logramos despojarnos del Karma

Observar cuidadosamente donde ponemos los pies en nuestros pasos por la vida. Despojándonos de nuestras bajas pasiones, de egoísmo, envidia, resentimientos. Recurriendo al perdón interior. Haciendo acto de contrición, reconociendo nuestras faltas y errores, en vez de disculparnos así mismo. y aceptando como buenas y válidas las circunstancias por las cuales estamos atravesando, las cuales nos indican que debemos cambiar nuestro estilo de vida. Realizando las obras buenas que nuestra cotidianidad nos permitas realizar, sin esforzarnos muchos en llevarla a cabo, sino más bien aceptándola y actuando en las medidas de cómo se vallan presentando. Creando Dharmas que nos permitan transmutar el karma que arrastramos. De modo que en lo adelante comencemos a cultivar nuestro huerto interior de blancas y perfumadas flores, para que sean esas virtudes las que cosechemos, ya sea en esta vida.

viernes, 22 de abril de 2011

DE LA VIDA Y SUS COMPLEJIDADES

Gran parte de la mayoría de los seres humanos que habitamos el planeta en virtud de no conocer la vida que Dios no ha dado, ni conocer nuestro propósitos espirituales por estar llenos de ambiciones materiales, de egoísmos que se constituyen en barrera infranqueable, que no nos permiten vivir una vida plena, lo que ocasiona que en la mayoría de las veces no nos encontramos satisfechos con lo que nos ofrece, por eso la llamamos  cruel, al no reconocer la importancia  de la conciencia critica en nuestro ser divino, y como buscamos nuestros valores en las cosas materiales no nos dejamos conducir por la conciencia y por consecuencia nada de verdadero valor espiritual encontramos. Excepto que no sea vivir quejándonos del medio en que solemos vivir, no importa cuál sea ese medio, siempre estamos insatisfechos, porque pensamos que las faltas están fuera de nosotros, no concebimos ni siquiera por un momento que nuestras insatisfacciones están dentro de nosotros mismos, y que son el reflejo exacto de lo que somos y de lo que damos a la vida, lo cual exteriorizamos hacia lo externo, hacia afuera y que vemos como un espejismo en las aguas cristalina de un rio apacible se refracta en nuestro medio y en los demás.
Muchas veces no nos preocupamos ni siquiera en buscar una esposa, un esposo que complemente nuestras vidas, porque estamos llenos de egoísmo, en cambio buscamos un sinnúmero de excusas para justificar y darle fuerza a nuestro estado emocional, como si esa pasión fuera  realmente la ideal.
Tampoco nos preocupamos por leer por buscar en otras mentes las causas de nuestros errores y apatías, y nos acostumbramos a vivir la vida con ideales propios cargado de basuras existenciales que más tarde nos conducirían a nuestra propia destrucción. Y los años como derroteros de aguas vivas se van perdiendo por las grietas abiertas de nuestras propias ignorancias. Y no hacemos caso tampoco de nuestra conciencia interior que nos reclama y hasta nos grita, diciéndonos que eso que estamos viviendo no es vida. No es existencia, no es lo que Dios quiere para con nosotros.
Es la conciencia la que eleva el espíritu a una vida superior por encima de la materia y sus bajas pasiones. La espiritualidad cuando nos acostumbremos a cultivarla dentro de nosotros nos hará sentir el gran amor de Dios, cuando logremos practicarla; entonces sí comprenderemos la importancia de la vida, contemplaremos en cada ser y en cada cosa su belleza y encontraremos su sabiduría. Entonces toda esa belleza que inunda nuestro entorno, no dará la dicha y la felicidad de disfrutar de ella, entenderemos  por qué se le ha llamado vida. Pero tratar de vivir una vida vacía, sujeta a nuestras propias emociones negativas, es no vivir, el verdadero sentido de la vida es crecer, desarrollarse, volar alto bien alto como el Águila, por encimas de las montañas grises de nuestras propias emociones humanas. Y perdernos en el azul infinito y luminoso de nuestra espiritualidad. Dejar un legado perenne en nuestros corto y breve paso por la tierra. Algo que nos recuerde por generaciones, que nos permita llenar ese vacío en nuestra conciencia, para por lo menos saber que pasamos y que estuvimos una vez de visita en este hermoso planeta.
Debemos de  buscar a los que nos aman, de igual manera a los que nos aborrecen, y amemos la vida a la que hemos llamado cruel y a la que muchas veces no le damos el valor que realmente tiene y la llamamos sin sentido, desconociendo que ella es como un libro abierto, lleno de sabiduría para nosotros y la que tiene por fin, servir de escuela para aprender a pulir nuestro espíritu y poder así ser conducido a la gloria suprema.
Por eso debemos aprender a alimentar nuestro espíritu a través de la gratitud de modo que la alegría inunde nuestro ser interior, así como a ser conmovido con las penas y el sufrimiento de los demás; de modo que nuestra conciencia nos motive al bien, y en vez de ver un ser humano en cada persona veamos un espíritu encarnado que busca luz, que busca restitución, y la busca a través de nosotros. Y convirtámonos así en maestros  y en símbolo viviente del bien, no del mal, porque según nuestras obras en la vida así será el símbolo que representamos.
Estos tiempos en los cuales cada día se hace más presente la justicia divina para toda la Humanidad; es el simbolismo de que el plazo está cumplido para que empecemos a pagar nuestras deudas y a forjar nuestro futuro de gloria infinita. Continuamos dando temple a nuestro espíritu y la ha vez recogiendo la cosecha de las siembras pasadas, el resultado real y productivo de nuestras obras.
El hombre como lo establece el Eclesiastés, tiene un tiempo para hacer su obra y otro para responder de lo que hizo; este último tiempo es el que vivimos por eso todos sufrimos y lloramos. Así como tenemos un tiempo para sembrar y otro para cosechar, Dios también tiene uno que nos ha concedió para cumplir su Ley y otro para manifestar su justicia. Por eso el tiempo de buscar pareja, el de cultivar ese fruto producto de esa unión también pasa,  y nos dejas huérfanos de propósitos no cumplidos y cuando llegan los años, la vejez, senectud, sentimos la nostalgia y el vacio viviente de no llegar a colmar nuestra copa de vida con los propósitos que el universo imprimió en nosotros, porque esa copa la llenamos con el cáliz de amargura de nuestras faltas y equivocaciones.
Y muchas veces cuando despertamos es tarde, cuando ya no tenemos nada que dar, cuando no nos quedan fuerzas ni para amar, nuevamente la nostalgia y el paso  aterrador de los días grises de nuestra existencia se constituye en nuestro implacable castigador. Es  aterrador los mortuorios de personas que pasaron sus vidas sin dejar descendencias.   
Son tiempos de justicia en que debémos meditar sobre vuestro destino, para que a través de la meditación y de la espiritualidad escuchéis la voz de la conciencia, que no confunde ni engaña y sí nos conduce por el sendero de la paz.

           Del destino del hombre

El destino tiene la piedad que Dios ha puesto en él, el destino de los hombres está lleno de la bondad divina. Nosotros no encontramos muchas veces esa bondad porque no la sabemos buscar.
Si dentro del destino marcado por el universo a cada espíritu, nosotros equivocamos el curso y trazamos un camino duro y amargo, debemos de ser consciente y estar preparado para aceptar sus consecuencias, En la vida los hombres se necesitan los unos a los otros, ninguno está de más y ninguno está de menos. Todas las vidas son necesarias las unas a las otras para el complemento y la armonía de su existencia.
Un hombre necesita de una esposa, una esposa necesita de un hombre. Los pobres necesitan de los ricos y éstos de aquéllos. Los malos necesitan de los buenos y éstos de los primeros. Los ignorantes necesitan de los sabios y los que saben, de los que ignoran. Los pequeños necesitan de los mayores y éstos a su vez necesitan de los niños. Este concepto no es made for human, esto es conciencia divina, existencialismo puro.
En este mundo, cada uno de nosotros está colocado por la sabiduría universal  en su sitio y cerca de quien debe estar. A cada hombre le es asignado el círculo donde debe habitar, en el cual hay espíritus encarnados y desencarnados con los que debe convivir para buscar restitución, para aprender, para enseñar.
Así, cada quien en su camino, todos vamos encontrando a los que nos han de enseñar el amor que nos elevara a una vida mejor, de otros recibiremos el dolor que nos ha de purificar. otros nos harán sufrir porque así lo necesitamos, mientras otros nos darán su amor para compensar nuestras amarguras, pero todos tenemos un mensaje, una enseñanza para difundir a los demás, y llegar a la comprensión que de igual manera los demás tienen algo importante que enseñarnos, que debemos comprender y aprovechar.
Buscad en cada uno de nuestros hermanos la parte buena que nos presentas para que aprendamos de él, así como la parte mala para que le ayudemos a elevarse y de esa manera iremos todos  por el camino sembrando a nuestros pasos la cimiente que la humanidad necesita para crecer, para que nuestros hijos vivan en la plenitud del legado que les hemos dejado, ayudándonos los unos a los otros.
Cada ser humano es una lección, una esperanza de amor o desamor que al fin nos proporcionara la verdad, dulce o amarga; y así iremos, de lección en lección, poco a poco, a veces aprendiendo y a veces enseñando, porque también debemos entregar a vuestros hermanos el mensaje que estamos llamados a traer a la Tierra.
¿Por qué despreciar a nuestros semejantes que el destino ha puesto en nuestro camino? Cuando les hemos  cerrado la puerta de vuestro corazón sin saber la enseñanza que nos traían.
La vida tiene cambios inesperados y sorpresas que se presentan de manera inesperada en virtud de la necesidad que tengamos de ella, y ¿qué haremos nosotros si mañana tenemos que buscar ansiosamente a quien hoy orgullosamente desechamos?
¿Qué encontraremos "del otro lado del tunel"? ¿Qué sabemos del "Más Allá"? ¿Qué sabe el hombre de lo que existe después de esta vida?, nada absolutamente nada, excepto la satisfacción en la conciencia de que llevamos una vida digna, y que cumplimos  con lo que entendimos era nuestro deber. Para cuando el dolor de las pruebas nos agobie y las penas de la vida aniquilen vuestros sentidos, experimentemos el deseo de alcanzar un poco de paz, entonces retiremonos apaciblemente en busca de silencio, de espiritualidad, en la soledad de los campos y ahí elevemos vuestro espíritu guiado por la conciencia y entramos  en meditación. El silencio es el reino del espíritu, reino que es invisible a los ojos materiales.
En el instante de penetrar al éxtasis espiritual, es cuando se logra que despierten los sentidos superiores, surge la intuición, la inspiración brilla, el futuro se presiente y la vida espiritual palpa lo distante y hace posible lo que antes le parecía inalcanzable.

domingo, 10 de abril de 2011

QUE ES EL SENTIDO COMÚN

Es increíble que, entrando en un siglo XXl  todavía tengamos el terror sacro o el (terror Sagrado) que nos han impuesto los jerarcas religiosos del tipo de la tristemente Santa Inquisición. Y con esos temores se nos ha anulado lo más preciado que el ser humano tiene, Que es  el sentido común.
Tenemos mucho que agradecerle a nuestro sentido común, pues sin él no nos atreveríamos ni siquiera a cruzar las calles si no estuviéramos seguros y conscientes de la vía libre de vehículos. Tampoco nos atreveríamos a poner los dedos en el fuego porque sabemos que nos quemaría la piel. Este sentido nos protege del medio ambiente en que vivimos o nos movemos; y es quien permite que cataloguemos a otra persona de inteligente, aunque sólo estemos comparando su capacidad de aprendizaje con otros seres humanos.
Al sentido común le debemos nuestra propia comodidad. Y nos impide, en muchas ocasiones, que hagamos ciertas cosas, porque la alarma se enciende de inmediato para que rectifiquemos nuestra posible acción, ya que hay cierto pago que debemos asumir en el futuro por la realización de algunas cosas y situaciones con las que nos enfrentamos. Y no olvidemos que muchas veces ese pago es doloroso, amargo y normalmente en público y nuestros seres queridos se enteran.
Pues bien, esta natural capacidad, innata que tenemos, del sentido común, como que la perdemos o se anulan los mecanismos de defensa natural e instintivos cuando nos enfrentamos con un desconocido, distante y nebuloso Dios; y con la enorme pléyade de aquellos que se dicen representantes de esa divinidad.
No conocemos los motivos que hacen que nuestros mecanismos naturales y propios del sentido común se esfumen, se pierdan y que nos quedemos a merced de cualquier presión.
Hemos permitido, con toda confianza, que otros piensen por nosotros en materia de Dios y de Religión. Nos da cierta seguridad aceptar todo lo que dicen, o han dejado dicho, líderes, pequeños o grandes, que asumieron, o asumen, el papel de guías espirituales del pueblo a través de la historia.
Pensar contrario a ellos, o dudar de lo que pretenden imponernos, sencillamente nos da miedo y mucho terror. Preferimos ser mansos, como los corderitos, y dejarnos llevar por sus prédicas, libros y la serie de rituales que manejan en los servicios devocionales.
Y veamos que curioso es esto, hasta hemos permitido, sin inmutarnos un ápice, que se auto nombren como nuestros pastores que, guiando al rebano de ovejas, que es en lo que terminamos convertidos completa y fatalmente, dócilmente estamos en sus manos y bajo sus intereses sectarios y monetarios.
Pero comparemos todo esto con un claro ejemplo de la vida diaria. Para comprar un vehículo, cualquier ser humano normal y sano, trata, por todos los medios a su alcance, de hacer el mejor trato posible. Y no permite, de ninguna manera, que el vendedor se pase de listo y lo tontee con argumentos falaces. Es más, ni siquiera con el primer vehículo que nos muestran nos quedamos. Somos, si no minuciosos, al menos cuidadosos de escoger entre varias opciones; y todas ellas de acuerdo con nuestro presupuesto, color favorito, marca, tamaño de la familia, el uso que pensamos darle, modelo y en fin todo aquello que nuestro maravilloso sentido común nos dicta internamente.
¿Por qué no podemos, entonces, actuar con este mismo sentido común en materia religiosa? ¿Será simplemente que no nos han dejado ni siquiera eso? ¿A quiénes le ha convenido, a través de tantos siglos, tenernos como un fácil rebaño de mansas e inútiles ovejas?.
Pero bueno, aparte de esto que es tan fácil de comprender, es conveniente que traigamos otro tema importante en esta misma línea.
Y sin duda que las tres preguntas a las que los seres humanos más le hemos buscado respuesta son: De dónde venimos. Qué hacemos aquí. Y hacia dónde vamos.
Sin exagerar, podríamos llenar un asombroso espacio con las tantas soluciones que nos han planteado y propuesto a través de la historia, y aún actualmente. Es, desde que el ser humano apareció en la Tierra, que tuvo que sentir la necesidad, imperiosa y terrible, de saber de donde procedía. Y aquí, sin asomo de duda, fue su sentido común el que le marcó esa interrogante e inquietud.
Siempre ha resultado más fácil, para la inmensa mayoría de pobladores de este hermoso planeta, aceptar como soluciones aquellas opiniones en las cuales, sin perder su hegemonía, principalmente el macho de la creación, el hombre, depender de un ser superior para todo; llenando únicamente el pequeño requisito que se le pedía, o que se le pide aún, de adorar, venerar y acatar ciegamente los mandatos de su particular ser superior. El cual, por supuesto, confiaba en un hombre igual a los demás, para que le sirviera de enlace, de puente, inclusive de mediador, entre la población asustada y él.
La historia de todas las civilizaciones está llena de casos similares a éste.
Y no ha habido pueblo, o grupo de seres humanos, que no hayan tenido, o tengan actualmente, por lo menos a su particular ser superior; porque han habido otros que han hecho gala, simultáneamente, de una gran cantidad de dioses y también de su particular representante.
Y volvemos a insistir, que la historia sigue llena de todo este bagaje de personalidades.
No es posible conocer una raza, un pueblo o una civilización cualquiera, sin que conozcamos a su dios, o dioses, a su iluminado, a su encarnación divina y a una gama impresionante de sacerdotes que impusieron, o imponen aún, bajo su particular gusto y antojo, las normas bajo las cuales su dios quiere que se viva entre el pueblo que personalmente la divinidad de turno ha escogido.
El ser humano que ha tratado de usar su inteligencia, y que ha cuestionado varias, sino todas las normas impuestas por el ser superior adentro de su propia comunidad, ha sido tratado como blasfemo, las menos de las veces, porque en la mayoría de casos ha sido extirpado, como un cáncer maligno, al que hay que detener a tiempo. Pero esa detención, o extirpación, que se hacía, o se hace, con el inconforme, hoy simplemente es tipificado, por cualquier tribunal de sentencia, como asesinato.
Y veamos que triste la situación, pues muchas de las veces era el ser supremo el que ordenaba directamente el trabajito; y también, en muchas ocasiones, personalmente ese digno ser superior o dios era el que se tomaba la molestia de hacerlo con sus propias manos.
Y, a manera de traer un buen ejemplo de lo que hemos afirmado anteriormente, para que empecemos a conocer la verdadera personalidad y carisma de Dios Nuestro Señor, es bueno que leamos la psicótica descripción que de él hace Jeremías desde 15:1 ss. Así dice Dios Padre (Yahvé): El que a muerte, a muerte, el que a espada, a espada, el que a hambre, a hambre y el que a cautiverio, a cautiverio. Y enviaré sobre ellos cuatro géneros de castigos, dice Dios Nuestro Señor (Yahvé): Espada ¡para matar!. Perros ¡para despedazar!. Aves del cielo ¡para devorar!. Y bestias de la tierra ¡para destruir!.
Pero lo mejor de esto es que ese precioso capítulo bíblico se llama La implacable ira de Dios.
Así es mis queridos lectores. Y de esta manera nace el terror sacro.
Es más fácil y seguro seguir a la corriente que ser ahogado en ella. De ésta forma fue que se aprovechó, por parte de la jerarquía eclesiástica, para imponer toda la burocratizada ensarta de rituales y dogmas que nos acompañan en cualquiera de las costumbres religiosas. Era muy fácil, solamente se requería mostrar a un ser superior enojado, vengativo, cruel y enfermizamente egoísta con su propio pueblo escogido; y lo demás lo ponían los incautos borregos del rebaño con su miedo a la terrible venganza de ese dios al que le rendían culto e idolatría.
¿De qué forma podemos hacer que los demás entiendan que algo está equivocado, erróneo y que no es cierto lo que nos han hecho creer?.
¡Pues muy fácil!.
Únicamente necesitamos hacer ver en dónde está la equivocación, el engaño, el error y cuáles son los motivos por los cuales es y ha sido casi imposible ver el error, la equivocación, el engaño y la falsa doctrina. Aunque por el simple factor de nombrar al conjunto de hechos y acciones doctrina, ya hablamos de falsedad.
Todas las doctrinas son falsas. Si fueran lo contrario, es decir verdades incuestionables, no estaríamos como estamos. Repasemos la infinidad de doctrinas que conocemos y es fácil concluir que todas ellas pretendían, en su oportunidad, resolver los graves y profundos problemas de la humanidad. Pero ni lo hicieron y hoy nos encontramos mucho peor pues de todos modos seguimos teniendo los mismos problemas, pero además de ellos tenemos a las doctrinas y a sus defensores que, a pesar de todo, nos vienen oprimiendo y esclavizando desde siempre.
No podemos ver los errores porque se nos ha programado para no verlos. El motivo por el cual nos ha sido casi imposible, lo repetimos, ver errores, equivocaciones y las falsas doctrinas es uno sólo, se resume en lo mismo. Los grandes jerarcas y personajes eclesiásticos se tomaron la molestia de lavarnos el cerebro y nos grabaron sutilmente un programa que se llama Terror Sacro.
Y este instrumento denominado Terror Sacro hace que sudemos y temblemos con sólo pensar en el terrible castigo que nos espera por discrepar del mandato divino; y en unos más y en otros menos eso nos ha detenido, y prácticamente congelado, el sentido común.
Con el Terror Sacro perdemos la perspectiva de la realidad en la que estamos viviendo y nos volvemos corderitos del rebaño, sumisos y temerosos del cruel y vengativo ser superior que nos han obligado a aceptar como real, como Dios y hasta como nuestro Padre, según nos lo receta la perorata bíblica.
Y esto no es más que una desfachatada ridiculez.
¿Usted cree que estamos inventando que el Padre Nuestro, todo amor y comprensión, es un ser vengativo y sentimentalmente lleno de maledicencia?.
Para quitarnos todos esa duda leamos el Salmo 94 y brillará la verdad de esa bestia arrogante y llena de sentimientos malsanos al que nos han acostumbrado, desde niños, a llamar Padre Nuestro, a rezarle, orarle y pedirle desde cualquier iglesia o templo, o bien desde nuestra intimidad, suplicándole por un lugar en la Gloria Eterna.
Tal capítulo, llamado arrogantemente Oración clamando venganza, refleja la verdad del Cristianismo pues, siendo y actuando los miembros de tal creencia como lo hace Dios Padre, todos ellos, Dios Nuestro Señor y cada uno de los afiebrados seguidores, no son más que bagatela.
¡Padre Eterno (Yahvé), Dios de las Venganzas, ¡¡Dios de las Venganzas!!, muéstrate!. Levántate, oh juez de la tierra.
¿Quedó alguna duda de ver ahí descrito al vengativo Creador del Cielo y de la Tierra (según los obnubilados cristianos), como para no aceptar lo que recién afirmamos?.
Y, ¿desde cuando la Justicia es sinónimo de venganza?, como para haberlo aceptado.
Desde pequeños se nos ha educado, para bien o para mal, no lo sabemos, pero en fin, se nos educa para enfrentarnos con la vida diaria y todo lo que ello implica. Cuando tenemos que hacer la más mínima decisión, del diario vivir, usamos toda nuestra inteligencia y sentido común. Y, como ya lo afirmamos, en una operación comercial cualquiera usamos todo nuestro potencial de inteligencia y sentido común. Pero en asuntos religiosos no somos más que borregos que, sin voluntad, fácilmente nos han llevado al matadero, pues creyendo, y confiando, que después de la matanza seremos y estaremos salvos y libres de toda condenación, y para culminar esta locura, en la Gloria Eterna, nos han tonteado de lo lindo.

¡Qué barbaridad y qué abuso psíquico el que han estado cometiendo en contra nuestra